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viernes, 24 de septiembre de 2010

Continuación de la continuación


Amig@s, ligeramente alucinada estoy.

Tenéis que saber, que un grupito de gamberras, con una cabeza pensante al frente (la tengo localizada, y se va a acordar), me han hecho una pregunta de alucine: Quieren, “la historia de la tortilla de patatas”. De verdad, de verdad, amig@s, si esta que escribe fuese un homo, nunca, nunca le hubiesen hecho semejante encargo. Pedía ayuda, ideas sobre temas interesantes. Pero… no cosas que me coman la moral, me rebajen, como estudiosa de la Historia, me quedo para narrar una nueva modalidad de la Historia, que ahora está muy de moda, llamada Historia de los usos y costumbres en general. Pero eso no me gusta. Lo mío es la Historia Antigua, con sus mitos, tradiciones, arte, enfrentamientos armados, política, etc. Incluidos los griegos y romanos.

Cuando veo una película pseudo histórica, se me cae el alma a los pies. Normalmente son americanos quienes hacen estas barrabasadas, que no tienen ni puñetera idea de Historia. Lo cuentan como quieren, y además son tan púdicos que ahí no ponen la realidad de los hechos.

Por poneros un ejemplo, os diré que Alejandro Magno se casó varias veces. También tuvo amantes, pero fueron más sus “compañeros” masculinos. Varios amantes, precedieron a Hefestión, pero parece que este último fue su gran pasión y amor.

Cuando Hefestion se muere (parece que envenenado), Alejandro pasó seis meses en un estado etílico continuo. Cuando estaba así, podía hacer cualquier cosa. Sus amigos, compañeros y generales, estaban “con la mosca detrás de la oreja”. Además, tenía muchas enfermedades, heridas mal curadas (en la India, casi la palma por una que recibió en un pulmón), fiebres, tifus (este señor era un “pupas”, todo lo que había lo pillaba).

Yo no sé, y la Historia tampoco; para mí que le ayudaron a dejar este mundo.

Otro que tambien se las traía era Julio Cesar (decían las malas lenguas, que era el amante de todas las mujeres de Roma y la puta de todos los romanos). En realidad, una se pregunta: ¿cómo estos personajes tuvieron tanta actividad amorosa y a la vez ese montón de territorios conquistados, y salir airosos de las conjuras diarias que les tendían sus enemigos-amigos? Pero la última no erró.

Ya hablaremos más delante de estas cosas y de otras muchas, pero ahora. Voy a terminar lo de la “tortilla de patatas”. A ver si no se les ocurre otra sandez semejante y las tengo por un tiempo aplacadas.


Ya sabéis amig@s, que las patatas las trajeron de America del Sur. Las crónicas, hablan de unas tortillas que vendían en los mercados. Solían ser de huevo y maíz. Ya se refiere a ellas Hernán Cortes en sus cartas. El tenia tratos con los incas, y de ellos sacó mucha información. Luego estaba la Historia general de las Indias, los cronistas… estos eran como los actuales periodistas. La diferencia estaba en que eran mandados por los reyes, para conseguir información.

El primer documento en el que se menciona la famosa tortilla es navarro. El autor, ponía en conocimiento de las autoridades, la escasez de alimentos que padecían sus conciudadanos.

Zumalacárregui
Hay una leyenda que atribuye al general Tomás de Zumalacárregui, que durante las primeras guerras carlistas, estando en el sitio de Bilbao, se le ocurrió para alimentar a su ejercito, que estaba famélico.

Otra variación de esta leyenda, con el mismo personaje, pone como autora a una ama de casa navarra, donde pernoctaba el general; como no tenía muchos huevos, pero sí patatas y cebolla, hizo un revoltijo con estos ingredientes, dejando encantado al general, y este se lo encasquetó a su ejercito, para que estuviesen  mejor nutridos y pusiesen más empeño en la contienda.

Ahora viene lo más alucinante.

Científicos titulares del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, sitúan el comienzo en Villanueva de la Serena (Extremadura) veinte años antes de las primeras menciones en la leyenda.

Estas informaciones, están siendo estudiadas, por diversos científicos e historiadores, tanto locales como estatales.

Y uno se pregunta: ¿Cómo estando España al borde de la bancarrota, con tantos ciudadanos en el paro, se pueden dedicar unos científicos a cosas tan nimias?


Esto amig@s, me ha dejado muy mal sabor de boca, por lo tanto voy a dejar aparcado el tema de las religiones para la siguiente entrada, y  os contaré cosillas tontas de mi primera juventud.

Presumida, coqueta, y ligeramente monilla, era yo. No obstante, a los dieciocho o diecinueve años, no me permitía salir con ningún homo, mi madre, que era muy estricta. Si se llegaba a enterar de algo, me hubiese encerrado, por lo menos por un año.

Pero… tenía un vecino, al cual yo miraba con la persiana bajada, pero dejando aberturas en las lamas.


Y es que era…un bombonazo, algo precioso. No sé porque razón (tenía un coche y una vespa), la moto siempre la estaba arreglando, sin camiseta y con unos vaqueros viejos y rotos, por una rodilla. Por la rotura, se veía un trozo de pierna morena y sin pelillos. Tenía unos pectorales, unas piernas… un culete. Parecía el dios del amor. A mí me tenía loquita. Por las noches de verano, nos solíamos reunir un grupo de amigas en la puerta de casa, venían chavales que conocíamos, o hermanos de mis amigas y charlábamos un rato.

Este vecino, tambien venía. Un día me pidió que saliese con él (a mí me parecía que era muy mayor, tendría… más o menos…veinticuatro años), vivía solo con su padre que era un mal bicho (se había cargado a su mujer a base de malos tratos y disgustos, le gustaban todas las mujeres menos la suya). Por entonces, la única ayuda que recibías era la del cura, te decía: ten paciencia, sufre con resignación, Dios te lo pagará en el cielo…



Este amiguete, se quería casar ya, la vida junto a su padre le resultaba insoportable.

Pensé que era muy mayor para mí, que lo de casarme no era algo atrayente, sabía que en mi vida, tendría que haber muchas otras experiencias, de todo tipo. Le dije que no. En esa misma semana conoció a la joven con la que se casó.

Después, supe que habían tenido tres hijos, la mujer había muerto, y… hace unos años tambien falleció él.


Otra anécdota que me sucedió fue la siguiente: Volvía cada año en verano, cuando vivía en el extranjero, huyendo de las plagas de Yahvé.

Puerta de Hierro
Tenía de siempre una amiga la cual a su vez, contaba con varios hermanos. El mayor se hizo ingeniero en una universidad de gran prestigio (no voy a decir cuál porque es de sacerdotes y a estos señores, ni agua les doy), pero no se dedicaba a su carrera; lo suyo eran los negocios. Un verano, quedamos su hermana y yo con él (quería enseñarme varios de sus negocios). También se había construido un palacete en Puerta de Hierro.

Mi amiga se iba a quedar en el centro; él se ofreció para llevarme a casa de mis padres donde vivía cuando regresaba de viaje.

Por el camino, paró y se me declaró. Me quedé alucinada; yo estaba casada, tenía una hija y quería a mi maromo. Me quedé traspuesta, anonadada, pensando qué podía decir sin herirle. Pero… de repente… me dio un “muerde”, me pilló desprevenida. Una cosa así dada, no se disfruta; ni quien lo da, ni quien lo recibe. Es algo humillante, te ves como violada, forzada, creo que toda la sangre se me subió de golpe a la cabeza. Se libró de mis garras porque era quien era, y le conocía de toda la vida, pero ya le dije: ¡da gracias a que tu hermana es mi amiga, porque si no… termino contigo a “ostiones”!! (reconozco que ya por entonces era un poco mal hablada cuando alguien me incordiaba). Quise salir del coche, pero me pidió perdón, me llevó a casa y ni siquiera le dije adiós.

Tiempo después, se casó con una sudamericana, que le atracaba diariamente a base de comprar joyas y abrigos de piel. No sabía yo que estas señoras tenían tanto frío; no uno ni dos, docenas de abrigos de pieles de los pobres animalitos (no es un invento, me lo contaba su hermana que estaba hasta las narices de ver cómo su hermano que era tan inteligente, se dejaba expoliar a diario de esa forma).

También esta mujer le costó la muerte. El seguía con sus negocios, los amplió a Sudamérica (algo relacionado con la madera), pero en sus viajes a aquella zona fue atacado por una enfermedad que le produjo fibrosis pulmonar.

No debía ir allí (pero los gastos caseros, eran de tal magnitud, que no podía dejarlo). La única salida, era un trasplante de pulmones y corazón a la vez.

Mi amiga, su hermana, se negaba. Ella era enfermera en una clínica privada, sabía los problemas que podía  conllevar una operación tan compleja, pero por más que le dijo, él estaba decidido y no quería continuar viviendo sólo a medias. Le operaron y no logró superar el postoperatorio.

Estas son dos vivencias agridulces de mi vida anterior.


Pero no quiero terminar sin narraros un caso, que sucedió en nuestra propia familia. Era una persona ya fallecida, que nunca había visto y mi madre, nos contó la historia.

Era un señor viudo, que de pronto se encontró con una de estas “sacamantecas”. A veces me gustaría ser homo para saber qué tretas emplean, para idiotizar y dejar atontados a nuestros homos. Ni es el primer caso, ni será el ultimo; llegan a sus vidas en un momento de bajón, es como si les agarrase una secta, luego hay que desprogramarlos, normalmente ya no hay tiempo; quince días para arreglar los papeles, bodorrio y quince días después, todos los bienes de el santo varón están a nombre de la madama. Hacen un viajecito para ver el pueblito de la novia y de paso traerse a todos los muchachuelos que esta suele tener, cada uno de distinto padre, que es más divertido. Al volver, no suelen durar ni quince días. No sé si es que les atan a la cama y los tienen a base de viagra hasta que la palman, pero felices. O les hacen vudú o algo similar.


Otra cosa que pienso, es que esos pedazos de carne con ojos, eso sí mucha carne pero mal repartida (lo cierto es que muchos hombres a cierta edad, de lejos ven mal, y de cerca, con tanta chicha, pues… tienen que verla por partes, y se les olvida. Si les gusta el culete, lo miran, pero a la vez no se dan cuenta, de una enorme tripa, acompañada de varias faldillas (así se le llama, a la carne de la tripita que cae sobre los genitales, y puede llegar casi hasta la rodilla).

He dejado olvidado al protagonista de esta historia, sigo con él. A los quince días boda. Quince más, donación de bienes en su totalidad. Otros quince, y con los cables fundidos, se lo encontraron recogiendo cartones y viviendo en un chamizo. Su hija lo encontró y se lo llevó a casa, donde al cabo del tiempo y sin recuperarse mentalmente, murió.

Y esto querid@s, no penséis que solo les sucede a cuatro idiotas. Torres más altas han caído y seguirán cayendo; mejor, homos, no os pongáis en su camino. ¡¡Quedáis  advertidos!!  ¡¡¡Con esas señoras, ni agua!!!

Amig@s pronto volveremos a estar juntos.