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sábado, 14 de agosto de 2010

La Comuna

Queri@s,

Me acabo de dar cuenta de que soy una cobarde. ¡Sí!, muy cobarde: vengo huyendo de Meetic. Casi todos sabéis que soy miembro de ese colectivo, para conocer amigos, para chatear, etc. Tengo puesto en mi perfil, que domino el Inglés y el Árabe, es cierto, pero… una cosa es hablar y otra escribir. Y hace mucho tiempo que no escribo en Inglés (bueno, eso no es muy cierto, casi todas las noches, chateo con un amigo americano que vive en N.Y. pero este amigo ya sabe como soy yo, escribo más bien como suena, y eso no es así, pero él me entiende, y, amigos… lo peor de todo, es cuando tengo que conversar con alguien que no domina el Castellano, ni el Árabe, ¡qué desastre! empiezo a ponerme nerviosa, y por aquí pongo una palabra en Inglés, una en Francés, me refuerzo con el Italiano, meto algo de Árabe, etc. Y mi partener, ya me he perdido amigos, esa palabra, no la recuerdo en Castellano, y no sé si la he puesto en Inglés o en Francés.

Os pido disculpas. Os acordáis que venía huyendo. He visto un nuevo miembro de Meetic, guapísimo, de 48 años que está como un “queso”, y mi dedo, que parece que va a su aire, yo no lo domino, le ha lanzado un flechazo. Luego he leído que es holandés, y habla Holandés, Alemán, e Inglés; con tan mala suerte que mientras yo leía su perfil, él ha leído, el mío, y sin pensárselo dos veces, quería hablar conmigo. Y qué angustia me ha entrado, vamos… que he huido, que escriba lo que quiera en un email, y ya me lo pensaré. El problema, es que soy un ave nocturna, cuando se acerca la noche, empiezo a vivir, antes no; antes estoy en un estado de alelamiento, que antes cuando existía el Limbo, decía: estoy como en el Limbo. Pero amigos míos, la Iglesia ¡nos da cada palo!.
Vino un Papa (no recuerdo cual fue) y dijo: ¡Ya no hay Limbo! ¿ Y ahora? ¿Qué hacemos sin Limbo? Porque antes, cuando se moría un niñito sin bautizar, sabíamos donde iba. ¿Y los infieles, todos, aunque sean buenos? ¿y vosotros? Que no es por señalar, pero lo he visto, agnósticos todos. Uffffff cuánto sufro.

Tenía una amiga, que era católica, apostólica y romana. Vamos que era de los católicos más puros; cuando hablábamos de este asunto, decía que había que tener una religión, (como ahora ya están con la mente más abierta), la que fuese, pero eso de no tener ninguna, no es posible.

Adoptaba yo de papel del agnóstico, y le decía a mi amiga, que el agnóstico, cree en que hay algo, pero… no como nos lo cuentan las religiones. También decía: ¿No es más admirable una persona que es buena porque quiere serlo, sin pensar en una recompensa en el Más Allá? Y mi amiga, ni me entendía, ni me comprendía (ya os explicaré la gran diferencia que hay entre estás dos palabrejas, que parecen sinónimas, no es que sean antónimas, tampoco es eso, pero casi). Y tenía otra amiga más. Pero… ambas, se fueron lejos a vivir, y me dije… las mujeres y yo, no nos entendemos, prefiero tener amigos: como máximo pueden hablar de fútbol, y antes sabía mucho de ese deporte, que si las cotizaciones de los futbolistas, los traspasos, etc. Me empapaba del fútbol, con una intención; poder mantener una conversación medianamente inteligible, que fuese algo más que el sí y el no. Ya no lo necesito, como dicen los árabes alhandulela (gracias a Dios).

He hecho un inciso, me he fumado un cigarrillo, y he tratado de concentrarme, estoy un poco dispersa.

Lo primero, voy a daros dos consejos. Ambos los he llevado a la práctica, para conocer sus beneficios.

El primero es sólo para las chicas. Los varones absteneros de leerlos, no es bueno para nosotras que lo sepáis.

¡Ay! amigas, no puedo volver a meterme en Meetic. He ido a ver el correo, y está el holandés esperándome. ¡Y qué congoja! Cuando me pongo nerviosa, no doy “pie con bola”. En verdad, que ahora mismo me metería debajo de la cama. Esto me pasa por lianta, por meterme en “camisas de once varas”. Chicas, nunca hagáis lo que yo hago, muy mal ejemplo os estoy dando.

Sigo con el consejo. Un día, la semana pasada, por razones que no vienen al caso, tenía que salir. Mi abuela, siempre me decía: hija, sal de casa siempre con las braguitas limpias, por lo que pueda pasar. Mi abuela, estaba obsesionada, pensaba: qué vergüenza si le pasa algo (por lo de los hospitales y esas cosas), y lleva las braguitas sucias. También me acuerdo de Paris Hilton, bajando una escalera; llevaba un vestido largo, y como le sobrarán los dólares pero no tiene estilo (para tener estilo, hay que cultivarlo, es como el vino y el seny, y requiere años) pues esta señorita, para no pisarse el vestido, se lo subió hasta la cintura, no llevaba braguitas, y mejor que las hubiese llevado: tenía… bueno, no tenía (os hablo así porque los chicos no están, ya les he dicho que esto es sólo para nosotras) en la parte delantera, se veían dos palitos, nada más, y por detrás, chicas, eso ni era culo, ni culito, ni culete, ni nada, eso era como una tabla de planchar, no tenía nada para sentarse ¡qué pena! Ya veis chicas, que el dinero no es todo. Si no tienes algo mullidito para sentarte, pues cuando lo hagas se te clava la columna vertebral en la silla, y estás en un puro grito.

Íbamos por lo de las braguitas, pero… también, como estoy en busca de mi “homo”, por si acaso, por lo que pueda pasar, siempre muy decentita. Y por determinadas causas, no podía acceder al lugar donde las tenía (eso conlleva el vivir en una comuna), pero el varón que tenemos en casa (el resto somos todas chicas) está de vacaciones con su pibita. Cogí un slip muy mono, a rayitas negras y rojas, como unas braguitas, muy bonito, y me lo puse; se sube mucho, hacia las caderas, (por lo tanto, chicas, primero hay que estar musculadas, sin pasarse, porque luego pareces un tío -quiero decir un varón-). Me miré en el espejo del pasillo (que no es un espejo, son dos cristales con un paño especial dentro. Como el paño no se distingue, lo usamos de espejo), y pensé para mí (como los chicos no están, puedo hablar con más naturalidad, y sin tantos remilgos) ¡¡¡Jolines!!! qué buenorra estoy todavía. Os aconsejo que cojáis los slips de vuestros chicos, pero sin decírselo, son los hombres muy complicados, no los entiendo y cada día menos, pero me gustan, qué le voy a hacer. Les pides su vida y te la dan, pero pídeles un slip, les entra un cabreo… Tienen una fijación con esa prenda, incomprensible, pueden llegar a todo; hasta romper la pareja, el divorcio, lo que sea, no se paran en prendas, es de alucine. Al final, mejor os compráis unos cuantos para vosotras, y se terminan los problemas.



Y ahora, ya todos juntos, vamos a por el siguiente consejo: Si queréis tener la piel suave, como la de un bebé, cuando estéis en la ducha, tomad una manopla de esas que son como de cuerdecita, ponéis en ella un puñadito de sal marina, y os frotáis el cuerpo con la manopla (las chicas, sobre todo, el culete y las piernas). Los chicos… todo menos las partes nobles, a ver si las vais a dejar en ”carne viva”, y luego las chicas se me echan encima. La que esto os cuenta, es muy bruta, y comenzó con sal gruesa, primero para ver si se iba la celulitis, que en parte se fue y luego, porque en la comuna, había mucha, y no sabía qué hacer con ella. A mí lo del pescado a la sal, no me va, por una razón: en la comuna, hemos decidido por mayoría absoluta, ser vegetarianas y comer sin sal, no somos veganas (comemos pescado, huevos, leche, queso, etc), no comemos carne.



Le consulté a mi farmacéutica qué le parecía; me contestó: es un poco bruto, se pueden romper los capilares. Por eso, os recomiendo sal normal marina. Todas las pequeñas impurezas de la piel desaparecen, y se queda una piel… (no me gusta, me parece poco culto repetir las mismas palabras. Tengo a mi lado un libro de sinónimos y antónimos, y he buscado una palabra para sustituir piel. Para no repetirla aconsejan emplear: pelleja, pellejo. Amigos, prefiero repetir a poner esas palabras. A mí personalmente, me suenan fatal) como el culito de un bebé (esto creo que lo he repetido, pero… no importa, así se os queda más grabado). A mí los hombres me gusta que tengan la piel suavecita. Cuando tenía pareja, solía comprarle, todas las cremitas que veía, ahora que ya no tengo, pues eso que me ahorro.

Pensaba amig@s, hablaros de la Comuna. Ciertamente, os contaré algo, pero sólo como introducción (por cierto, ahora que me acuerdo, tengo que pediros disculpas, en la entrada anterior os dije que no había un señor chincheto, inculta de mí, yo iba por lo religioso, cómo soy, y … no había buscado donde está la ciencia. Mis profes siempre decían: no busquéis en Internet, que siempre ponen tonterías, no son cosas serias. Ellos, los profes, lo que no querían era que viésemos, el “Rincón del Vago”. Cuando me encontré con dicho rincón, y los apuntes que tenían, dije: ¡qué faena! si lo llego a saber, no me matriculo de dos carreras, me matriculo de tropecientas. Aún estoy a tiempo, pero… no sé… Y no sé porque mi amigo “H” me ha metido en un embolado de mucho cuidado: me ha recomendado leer un libro, que me ayudaría a resolver mis problemas. A él le había gustado mucho. Lo encontré en la biblioteca de mi pueblo y feliz y contenta me puse a leerlo. En la introducción, el traductor (que seguro que ha ganado una pasta gansa) decía, que era aconsejable leer dicho libro, teniendo al lado un diccionario de filosofía. El bendito libro se titula así: ”Fundamentos del comportamiento colectivo”. Y sigo; como en mi haber tenía dos años de Filosofía, dije para mí: “esto es pan comido” y me adentré en su lectura. En principio, lo entendía pero no lo comprendía,


Y volvía al principio, e igual otra vez, luego me dio por pensar… ¿lo estaré leyendo en Alemán? Pero amig@s, si no sé Alemán. Me sucede mucho que cojo un libro, en Inglés o en Francés o Italiano, lo leo y al final digo: pero si lo estoy leyendo en tal idioma, y me empiezo a preocupar, diciendo ¡Dios Mío! qué poco me falta para estar en un psiquiátrico. Sigo: los autores son alemanes, pero eso no tiene nada que ver, el problema es que mi amigo es un superdotado, y se cree que todo el mundo es igual, y no es eso. Yo soy una persona con muchas limitaciones. Bueno ya me he adentrado en el meollo del libro. El problema ahora, es que cada frase, tengo que volver sobre ella y analizarla, para comprenderla. ¡Qué menos amigos! que leer tres libros a la semana, dos en inglés y el tercero en castellano. Pero desde hace un par de semanas, ahí están los otros, muertos de risa.

El problema va a ser cuando venga mi amigo. Él seguro que quiere mi opinión sobre el libro, o que se lo comente o cualquier cosa, y me ha destrozado la vida el libro ese, sí, os lo juro. Primero hay que recordar la Primera Guerra Mundial, después la época entre guerras y por último la Segunda Guerra Mundial y hay que tenerlo fresquito. Amigos, nunca os haría yo una cosa semejante. De verdad, no sé como terminará esto, porque ambos tenemos un pronto… que no nos bajamos del burro con facilidad

Amig@s, voy a terminar esta entrada, diciéndoos que en la cocina de nuestra Comuna, hay un fantasma en el frigorífico (que no es broma, cualquiera puede comprobarlo), y también tenemos muy malas vibraciones, o sea que una (solo hay un chico, por eso hablo en femenino pues las chicas somos muchas) de nosotras dice una palabra inocente, y el resto oye algo inaudito.

Pensaba, llamar a esos señores que escuchan las psicofonías, pero las chicas, como esta Comuna es tan especial, no estaban dispuestas a salir en la prensa. Y ya sabéis vosotr@s cómo son los de la prensa, les das un dedito, y sin darte cuenta, se han apropiado de tu mano, el brazo… Cuando te das cuenta los tienes encima de ti, como pulpos. Y en mi comuna, cuando alguien quiere entrar, tiene que firmar un documento de confidencialidad, o sea, que de lo que vea u oiga, ni “mu”.

Querid@s continuaré en la próxima entrada.