Es un
alegato, o ni siquiera merece así llamarse: defiendo que la pena de muerte,
pase a ser algo prohibido en todo el mundo; ningún ser humano tiene derecho a
quitar la vida de otro. Por eso cuando veo, cuando leo que hay personas que la exigen
me lleno de desesperanza.
Dicen: Una
vida quitada, debe pagarse con otra vida. La Biblia y el Corán reivindican la
venganza, el “ojo por ojo” y “diente por diente”.
El Nuevo
Testamento habla de poner la otra mejilla, si te dañan, si te ofenden, pero... la
Iglesia como institución, no ha condenado jamás la pena de muerte.
Hay, desde
mi punto de vista, un problema importante, en los países donde está instaurada:
no es sólo vida por vida, también suelen castigar con pena de muerte a quien
porta drogas (es lo más fácil del mundo, si alguien quiere quitarte de en medio
meter en tu bolso o entre tus cosas algo de droga, y ya estás muerto,
condenado). Si se critica a su casta dirigente y mil formas más de quitarte la
vida.
Quizá para
mí, la más importante sea que tienes que vivir en la mentira. Los países que
tienen una religión en su Constitución o leyes, exigen que los ciudadanos, sean
creyentes. Si tu religión no es la misma que impera en ese territorio, eres mal
visto y podemos decir que despreciado por el pueblo humilde y por su casta
sacerdotal.
Pero... lo
más terrible, es que quieran meterse dentro de tus ideas y pensamiento, quieren
obligarte a creer en lo increíble, quieren uniformidad. A lo largo de la
Historia lo hemos visto en todas partes, en todos los países.
Lo más espantoso es hablar de este tema con personas religiosas (y ved que no nombro a ninguna religión determinada; en este tema, todas suelen ser iguales). Según ellas hay que creer en un Dios, si no es así, no puedes ser bueno, un ateo (no cree en la existencia de un Dios) o un agnóstico (cree que existe algo, pero desde luego, no lo que nos pintan en las religiones y los llamados libros sagrados).
Pero es un
error de percepción, es un error porque eso es algo que las religiones machacan
en las cabezas de sus fieles.
Tenéis que
comprender, que es muy fácil ser bueno, esperando una recompensa en el otro
mundo, creyéndose por encima de los demás, porque siempre tu religión es la
verdadera (en realidad, es la que has mamado, con ella has crecido y no sueles
dudar, aunque leas y veas cosas que te resulten incomprensibles).
¡Ay amigo!
Lo duro en verdad es ser bueno, es hacer el bien, sin esperar nada a cambio.
Pero, en ciertos países, no se conforman con aceptar este hecho, te condenan a muerte.
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