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miércoles, 10 de noviembre de 2010

Mitología en pequeño


Hijo de una ninfa es
Tan bello como ninguno.
Así lo hicieron los dioses, para su satisfacción.
La madre a Tiresias fue, saber quería el futuro
El aedo la miró y triste la contestó:
mientras con él no se encuentre
mucho tiempo vivirá.
Creció el muchachuelo inquieto
Y en efebo convirtiose.

Contemplábanle los jóvenes, con los ojos extasiados
Mas de todos se burlaba de una manera cruel,
Atreviose un muchachuelo a declararle su amor
Por respuesta el inconsciente una espada regalole
Con Némesis en los labios, frente a su casa murió,
La espada que era un regalo, la vida se la segó.
Los dioses cuando castigan, crueles son en sus tratos

Eco la de lindos senos, sufría de amor por él
El muchacho a cazar un día se adentró en la espesura del bosque
La ninfa le fue siguiendo, y él sus pasos advirtió
“Ven” le dijo, y ella  contestó: “ven”, “ven”, pero su amor no podía declarar,
 Pues estaba castigada, a repetir las palabras que los demás murmuraban.
El efebo se burló y se alejó de su lado.
Mientras la joven doncella adentrase  en una cueva donde se dejó morir y sólo permaneció su voz por todo recuerdo.

Eco y Narciso (1903). John William Waterhouse

 Los dioses atolondrados, que por juego todo hacían
Se cansaron de aquel joven que de todos se reía.

En la montaña sagrada, un riachuelo manaba,
Y entre las piedras formaba, un espejo de quietud que hasta el cielo reflejaba.

Sediento estaba el mozuelo, de todo el día de caza, dejó caer en la orilla,
sus armas y sus trofeos, y tumbose  relajado para refrescar el rostro,
Pero su semblante...  como en un  espejo  vio.
Enamorose al instante, de su faz encantadora,
y allí terminó su vida
Sin atreverse a beber.
Y no perder el hechizo de su rostro sobre él

Creció en el mismo lugar
una flor maravillosa,
a la cual en el Olimpo, Narciso denominaron,
en recuerdo del efebo, al que todos adoraron.      

Narciso (1600). Caravaggio

Incógnitas de la Historia III



¡Hola amig@s!,

Esta es una entrada con mal pie. Resulta que ya estaba finalizada, sólo faltaban el vídeo y las fotos, cuando... la he perdido, no sé porqué, pero la he perdido y no tengo ni la menor idea de lo que os contaba en ella. Por tanto...  comienzo de nuevo.

Quiero mandar desde aquí recuerdos a mi amigo Emiliano: es amigo con mayúsculas, en el que confió y me apoyo. Es... un gran señor, y os contaba al principio que posee el seny (señorío), es un caballero.

También a Violeta, nuestra nueva amiga que se dedica a embellecer la vida y nuestros sentidos (es pintora),

Entramos en materia.

6º Enigma. Fue un hombre admirado y denostado. Los grandes estadistas, siempre le tuvieron presente, modelo de Cesar Augusto, de Napoleón... etc.

Nació en Pella año 356 a. C. Cuerpo pequeño, buenas proporciones, piel blanca; solía inclinar la cabeza, de rizados bucles, hacia un lado. La frente despejada y los ojos heterócromos (uno marrón, el izquierdo y el otro gris), se desconoce la causa, pudo deberse a un traumatismo craneal o bien nació así.

 
Era hijo de Filipo II y de su esposa Olimpia.

Su educación fue muy completa: experto en la lucha y en los conocimientos generales, también fue alumno de Aristóteles durante varios años. Su libro de cabecera, la Iliada, de la cual llegó a memorizar todos los versos.

Hegemon de toda Grecia
Rey de Macedonia
Gran rey de Media y Persia
Faraón de la Dinastía Macedónica en Egipto.

Cuentan diversas anécdotas de su infancia. Filipo, su padre, había comprado un caballo inigualable, un bellísimo ejemplar, inquieto y nervioso, no soportaba la presencia de ningún otro. Por eso estaba en un lugar preparado solamente para él. Nadie osaba acercarse, era peligroso, muy peligroso.

Alejandro, siempre estaba junto a la cerca, mirando el caballo, un día y otro y más
¡De pronto! Los servidores de palacio, corrieron  asustados a llamar al monarca. Alejandro estaba sobre el caballo, y éste acataba dócilmente las órdenes que el muchacho le transmitía con sus piernas y brazos. Se había dado cuenta que el corcel tenía miedo, se asustaba de su propia sombra. Le situó frente al sol y de esa manera pudo montarlo.

Filipo, asombrado, le regaló el caballo, al que llamó “Bucéfalo”. Siempre le acompañó en sus batallas hasta que murió en la India donde Alejandro fue herido por una flecha enemiga en un pulmón.


A los dieciséis años, contra la opinión de Aristóteles, repele una insurrección armada, y responde a su maestro, que no quiere perder la  audacia de la juventud.

Muerto su padre tomó el poder. Olimpia, su madre, solía decir que era hijo de un dios.

Lo cierto es que Olimpia tenía un amante egipcio, el cual le había enseñado ciertas artes de magia. Ella solía dormir en su lecho con una gran serpiente, ante el pavor que sufrían los sirvientes y el rechazo de su esposo, que siempre estaba bebido y de cama en cama, por lo que tampoco se enteraba de mucho. Ella decía que era un dios que tomaba esa forma para yacer a su lado.

Varios matrimonios contrajo Alejandro, pero... sólo su primera mujer, Roxana, que era de Bractia, le dio un hijo póstumo.

El amor le atraía desde mozalbete entre sus compañeros de juegos y después de luchas, parece, que el más importante para él fue Hefestión, el cual murió o fue asesinado. Conducido a Babilonia, allí fue honrado como un dios.  

Alejandro y Hefestión

Alejandro enloqueció de dolor, mandó crucificar al médico que había atendido a su amante. Se rasuró la cabeza y mandó cortar las crines de todos los caballos y entró en un proceso etílico delirante en el cual no existía un segundo de normalidad. Se había vuelto un hombre peligrosísimo. Ya lo era en su normalidad, pero... en esas circunstancias nadie se consideraba a salvo. Entró en una especie de coma del cual ya no salió.

No se sabe si fue envenenado o debido a tantas heridas mal curadas, como había recibido, tifus, fiebre del Nilo... etc.

Sus restos fueron enviados a Macedonia, pero Ptolomeo, uno de sus generales, los raptó. Fue enterrado en Alejandría. Posteriormente, su tumba fue saqueada varias veces y al final no se supo nada más del lugar donde podría estar.

 Este, sí es un enigma imposible de averiguar. Se perdió su tumba, se perdió su cuerpo. Sólo sabemos: nació en Pella, año 356 a. C. Y murió en Babilonia ¿323 a. C.?, un mes antes de cumplir treinta y tres años.


Quiero hablaros de un tema que aunque conocido siempre los historiadores han pasado como de puntillas sobre él. Me refiero a la homosexualidad y pedofilia de los griegos en la Grecia Antigua y el Periodo Helenístico.

Los griegos siempre se opusieron a que ese tema fuese tratado en profundidad. Sólo a partir de 1990, al hacerse más importante la Historia de las costumbres de los pueblos, fueron aceptando los hechos. No obstante, cuando la industria cinematográfica americana fijó sus objetivos en la vida de Alejandro, los griegos, se pusieron nerviosos y alterados. ¡ No era para menos! Película de contenido histórico, parte de la Historia que destrozan. Es como si estuvieses haciendo un bodrio entre dibujos animados y la guerra de las galaxias. En Grecia fue tal fracaso, que sólo estuvo en cartel cuatro días. Lo más peligroso, es que nuestros jóvenes leen muy poco y dan por cierto los hechos narrados. Destrozan la Historia y destrozan los conocimientos de generaciones.

Vemos por primera vez en la Literatura griega el tema de la homosexualidad, tratado muy por encima, con palabras como: amigos, compañeros, locura ante la muerte del ser querido; venganza... Aparecen dos nombre relacionados con estos hechos Aquiles, el hijo de una diosa, al que sólo podían matar sí le herían en el talón y su compañero de toda la vida, de juegos, entrenamiento, luchas y lecho Patroclo.

Las islas más guerreras de la Hélade eran más propensas a estas prácticas. Tebas tenía el Batallón Sagrado. Eran invencibles en la lucha compuesto por amante y amado; se unían físicamente, sujetos por una pequeña correa, y de esa forma el destino de uno era el del otro. Este batallón floreció una generación antes de que Filipo II se apoderase de una u otra forma de la Hélade. Los hombres, partían, no se sabía hasta cuándo. Los enlaces matrimoniales eran hechos sin amor, bien por unir tierras; por alcanzar un estatus... etc.

Cuando... se hablaba de amor se sobreentendía que este era entre hombres.

Sobre las mujeres, no hay mucha información.  Bien es verdad, que los griegos, solían enviar a sus hijas a Lesbos. Allí, la poetisa más grande y célebre, había formado una escuela. Safo era su nombre. Pero... la historia nos altera con sus errores. Parece ser que hubo dos mujeres llamadas Safo: una fue una cortesana de alegre vida; tuvo una hija. Y la otra la poetisa a la que todos admiraban y trataban como si fuese una musa más entre los seres del Olimpo. La producción de esta poetisa fue de más o menos 12000 líneas, de las cuales solo permanecen 600. El año 2004 ha aparecido un poema suyo llamado “Inmortal Afrodita”. Cuentan que cuando Aristóteles murió, bajo su almohada se encontró un poemario de Safo. Como siempre que se ha querido borrar a algun@ de la escena de la vida, su producción fue suprimida y su nombre borrado de entre los más grandes autores de la Literatura.

Safo murió, se suicidó, se dejó caer desde una alta roca al mar. No penséis, que en aquella época el suicidio estaba  considerado como ahora. ¡No! Eso no es cierto; eran en su mayoría actos de entrega voluntaria hacia su dios, era la fusión con su ser reverenciado, era el último acto de una vida entregada al amor, su diosa era Afrodita, y Safo había  amado tanto y tanto amor recibió que  se entregó en un acto de sumo agradecimiento.

Lo que llama más la atención ahora y para los griegos de aquella etapa lo mejor visto y correcto, pues...  era la pedofilia. No está claro si todo el pueblo la practicaba o era algo sólo perteneciente a las élites de las islas.

Lo normal era que los muchachos imberbes, sin vello aún, se entrenaban en los gimnasios desnudos. Allí acudían hombres de diferentes edades y hablaban con los muchachos, les llevaban regalos, y al final se convertían en los amados de estos hombres. El amante (era el mayor) se encargaba de la educación, formación y gastos del amado. Este le debía respeto, fidelidad pero... no era necesario que amase al amante; por otro lado, no todo estaba permitido en esa relacion; si el amante deseaba que le hicieran una “felación”, debía acudir a un prostituto.



Este tipo de relación solía acabar cuando el muchacho adquiría la apariencia de un joven hombre y dejaba de ser considerado un efebo. No obstante había relaciones que se consolidaban en el tiempo.

Y ahora me voy a dedicar a preparar la poesía o palabras sentidas o mis pensamientos en unos determinados momentos o lo que salga.




Hasta pronto amig@s.