Los cuatro grupos básicos se denominaron “varnas” (colores) o grados. La parte norte del país, estaba habitada por arios (se supone que eran grupos procedentes del sur europeo, su piel era más blanca). En la India el color de la epidermis era y es muy importante.
Según los brahmanis (sacerdotes del hinduismo), los seres humanos fueron creados de las diferentes partes de una divinidad, Brahma. Dependiendo de eso, las cuatro castas más importantes (dentro de ellas existen subgrupos) definen su estatus social, con quién pueden casarse, y qué trabajo realizar.
Las “Leyes de Manu” (texto religioso) dictaminan que este orden es sagrado, y nadie puede aspirar a pasar a otra casta en el trascurso de su vida. Dependiendo del Karma (camino) de ese ser, se puede avanzar o ir retrocediendo en las siguientes reencarnaciones. Por eso son tan pasivos, solamente se alteran por cuestiones religiosas.
Aunque los legisladores sociales tratan de abolirlo, el sistema de casta está firmemente arraigado en la sociedad india.
Según los brahmani, esta es su división:
Los brahmanes (sacerdotes, académicos, maestros) son la clase más alta y salieron de la boca de Brahma.
Los chatrias (clase política-militar) salieron de los hombros de Brama.
Los vaishias (comerciantes-artesanos) de la cadera.
Los shudrás (siervos y los obreros ) de los pies.
Los dalit, son los intocables, una clase tan baja que se considera fuera de los varnas. Recogen los excrementos humanos con las manos, no pueden beber del mismo sitio que las otras castas, ni siquiera que su sombra cubra el cuerpo de otro perteneciente a cualquier casta. Por ese motivo, las religiones que lograron introducirse en la India, en ese grupo tuvieron una gran aceptación: no todos los “dalit” querían vivir de esa forma para siempre, ellos y sus hijos y nietos, etc.
En la India, nacer mujer es una gran tragedia; las leyes no se corresponden con las realidades. Cuanto más religioso es un país, más atrasado se encuentra en leyes paritarias.
Los padres, han de pagar una gran suma de dinero como dote por la boda de sus hijas; cuanto mayor es la chica, mayor será la cantidad.Por ese motivo, entre otros, las suelen casar desde que son niñas. Estas pequeñas pasan a vivir en el hogar de sus suegros, siendo maltratadas, en la mayoría de los casos. La relación con su familia, suele ser inexistente. Es probable que nunca ya se vuelvan a ver.
Por ese y otros motivos, cuando hay un embarazo suelen hacerse una ecografía y si el feto es niña, abortan.
Hay que darse cuenta que el 90% de la población, vive en zonas muy atrasadas, donde perviven todas las costumbres ancestrales.
En 1.856, bajo el protectorado inglés, nuevas leyes se adoptaron en la India. Desde tiempo inmemorial, las mujeres tenían que suicidarse cuando moría el marido. Era un deber religioso. El hombre no debía morir y si lo hacía, siempre que fuese después de su esposa era correcto, pero no antes.
Normalmente era incinerado, en una pira. La mujer se sentaba a su lado y encendía la pira.
Cuando el hombre era muy anciano y se había casado recientemente, su mujer solía ser una niña, quizá ni siquiera se había consumado la unión. Cuando la mujer se negaba a morir, hombres armados con palos se situaban alrededor de la hoguera, para evitar que pudiera escapar de las llamas. Otras veces las drogaban o las envenenaban. El caso era librarse de ellas.
Cuando en otros lugares diferente, las costumbres eran enterramiento, ponían atada a la mujer junto al cadáver de su esposo y los enterraban juntos.
Los libros sagrados hindús, tratan muy mal a las viudas; son seres marcados, que con su comportamiento han propiciado la muerte del hombre. Si no morían con su esposo, no podían vivir en sociedad, su pelo era rapado, una mancha de ceniza ponían en su frente, el sari que las cubriese sería siempre blanco, de algodón, sin costuras, sin coser.
Se quedaba viviendo con la familia del muerto, aunque hubiese sido rico, o riquísimo ella no heredaba nada. No podía bendecir a ningún hombre, su sola presencia ya era un mal augurio, ellas sólo portaban la maldad de sus acciones. La suegra la trataba como una esclava, y era tomada, sin su consentimiento, por cualquier hombre o muchacho de la familia.
Posteriormente a las leyes propiciadas por los ingleses, se habilitó una especie de ciudad, para que en ella vivieran estas mujeres. Vindraban es su nombre. Se calcula que allí viven alrededor de 200.000 mujeres, que no tienen nada, que viven sólo con lo puesto.
Allí van ellas, cuando ya no pueden soportar la terrible humillación diaria. También las suelen abandonar los familiares del difunto, llevándolas engañadas como si fuesen a una peregrinación religiosa.
Tenéis que saber que el 8% de las niñas de 10 a 14 años están casadas; el 50% de 15 a 19 también; si pasan de esa edad, son francamente viejas para los gustos locales.
Hay un hecho muy curioso: la mayoría de estas mujeres que viven en la ciudad, son analfabetas, y pertenecen a los brahmanes y a los chatrias. Los primeros para acatar los libros sagrados y poner a las mujeres en el lugar que les corresponden; los segundos para no repartir la herencia que actualmente por ley las corresponde.
Son mujeres, para las que su religión es lo básico en su vida, no están con pena ni sufrimiento (al menos eso dicen), se acogen a su Karma, y quizá en otra vida, puedan ser hombres.
Pero... los hombres dicen que los dioses nunca les castigarán renaciendo mujeres. Qué gran dilema, ¿verdad?
Dentro de esas costumbres, podemos ver bodas de niñas con perros o con serpientes, y visitar el templo de los monos en Jaipur (India) donde conviven más de 500 primates.
Nos volveremos a ver con “mujeres jirafas”.