Tanto tiempo ha transcurrido desde la
última entrada, meses, pero yo siento como si varias capas de mi
cuerpo hubiesen desaparecido. Algo físico, estoy asombrada. Igualito
que si fuese una cebolla.
Comencé a desaparecer, cada día un
poco más deprisa, junto con los desaguisados políticos. De pronto
vi que los funcionarios, se quedaban sin pagas extras y con sus
sueldos congelados in saecula saeculorum.
Después, rescatan la banca a nuestra
costa. ¡Bravo!, pensé yo. Los ciudadanos que compraron un pisito al
calor de la burbuja, lo han perdido; lo que pagaron de hipoteca ya
devuelta, más el piso, todo para el banco (todos los pisos que tenía
Bankia de estas personas, que no han podido finalizar los pagos, han
ido a un fondo “Buitre” que es una empresa extranjera cuyo
valedor más importante en esta dañada y destrozada “piel de toro”
es el hijo mayor de Aznar, nuestro gran ex-presidente.
Y luego, amigos míos, vienen las
preferentes. He visto fotos, he leído correos electrónicos, donde el Sr. Blesa se
mostraba fascinado por cómo se habían vendido, con tanta facilidad
(la Caja de Ahorros, ahora la maldita Bankia, era un lugar de
referencia, donde los empleados ayudaban a los ancianos a hacer sus
operaciones, y siempre les ofrecían lo mejor, donde estas personas
iban con toda confianza, con la seguridad de encontrar ayuda, nunca
una estafa).
Lo que ha sucedido, amigos, es que esos
empleados fueron engañados a su vez, sufrieron el mismo expolio que
los clientes, porque ellos a la vez, eran y han sido siempre los
mejores clientes.
Todos los que estaban en el consejo de
administración, eran personas sin conocimientos bancarios, pero eran
los amigos de... los hijos de... los cuñados de... los compañeros de
colegio de...
Y Bankia paso a ser el "solar de...". El
fraude comenzó cuando politizaron la gestión de la Caja de Ahorros.
Otra capa se me fue cuando comenzaron a
irse obligados nuestros jóvenes, nuestro futuro; algo mío se fue
con ellos, porque conocía a varios. No es lo mismo que enfrentarse
a una estadística, no señor. Así duele mil veces más.
¿Y qué queréis que os diga?, si es
una corrupción tras otra ¿dónde está la gente normal? La que
tiene ideales, aquella que pensaba legarles a sus hijos un país de
más oportunidades, de más moralidad, con verdaderos valores.
Habrá gente que dirá, la culpa la
tiene haber dejado a un lado la religión. Mentira amigos, os digo
yo: aquel que es bueno, solo porque piensa en una recompensa o en un
castigo final, maldito sea, no vale nada, nada
Continuaré
Besos.