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lunes, 28 de febrero de 2011

Los fenicios y algo más II

Continuamos con los fenicios y los finalizamos.

Las ciudades de origen fenicio más  importantes fueron Sidón y Tiro y la más interesante fundada por ellos fue Cartago en 814 a.e..

Tiro (Líbano)
 
Como os dije en la entrada interior, las ciudades fenicias tuvieron su época de esplendor cuando declinó el poder micénico, y se produjo la invasión de los Pueblos del Mar (no se sabe de donde procedían).

Ya en la península, tres ciudades importantes: Gadir (Cádiz), Sexi (Almuñecar) y Abdera (Adra) y muchos centros comerciales menores. En Baleares posteriormente fundaron Ebusus (Ibiza) año 654 a.e.

Los colonizadores buscaban sobre todo metales, cobre y estaño ya en menor medida oro y plata. Cambiaban por tejidos, joyas, adornos, perfumes y cerámica. También se potenció la actividad industrial, salazones, la orfebrería y el comercio agrícola. La pesca fue introducida por los fenicios que conocían los métodos de explotación del mar.

Las colonias fenicias eran ciudades estado, independientes entre sí y dominadas por la oligarquía mercantil.

Las relaciones con los indígenas fueron intensas, hubo una gran mezcla cultural. No hay noticias de grandes revueltas ni guerras.

¡¡¡Esto ya es muy interesante!!!!
Según el historiador griego Herodoto, los fenicios solían practicar el trueque mudo.
Y os preguntaréis, ¿en que consistía? Fijaos... era una manera de comerciar sin contacto directo con los compradores. Los fenicios se acercaban a la costa, dejaban allí sus mercancías y regresaban a sus naves. Los habitantes del lugar se aproximaban para observar los productos, ponían junto a ellos el valor que consideraban justo, bien en mercancías o metales preciosos y se retiraban. Los fenicios se acercaban a la playa, si el precio les parecía adecuado, lo tomaban y dejaban la mercancía, si no les convencía, volvían a sus barcos a esperar una nueva oferta.



Las relaciones comerciales fenicias fueron de tal magnitud que podría afirmarse que todo el mundo antiguo comerció con ellos.

El trabajo de los metales:
Con oro y plata fabricaban alhajas, con el bronce armas y utensilios domésticos y el cobre y el estaño para diferentes objetos.

La producción de vidrio:
Fabricaban vidrio transparente y coloreado muy apreciado en el Cercano Oriente.

El tejido y teñido de las telas:
Muy apreciado por su teñido púrpura, se obtenía de algunos moluscos del género murex, el licor purpurino está contenido en los múrices en una bolsa colocada en la parte superior del cuerpo, entre la cabeza y el higado; es incoloro en el animal, pero después, expuesto al aire y a la luz, pasa por todos los matices del verde hasta tomar finalmente, su color distintivo.

Se cotizaba a precios altísimos. Posteriormente, los romanos las usaban como distintivo de la dignidad imperial.


Religión:
Eran politeístas. Sus dioses, Baal ( el Sol) y su esposa Astarté (la Luna). Baal, como dios del comercio, estaba presente en cada lugar donde se levantaba un lugar de intercambio comercial.
En Cartago, sobre un ara de sacrificios se quemaban niños vivos recién nacidos como ofrenda a Baal.




Su legado por lo tanto fue:

En la vida política: su metodología de fundación de nuevas colonias.

En la vida económica: los modelos de comercio y navegación; el tejido de las telas y la fabricación de vidrio de colores y transparente.

En la ciencia: el alfabeto, la divulgación de la escritura y su expansión. Era mucho más fácil que el jeroglífico o el cuneiforme y cualquier persona estaba capacitada para aprenderlo.



Amig@s, una nueva y picante leyenda quiero contaros hoy.


El mozalbete y el masajista del hammam (baños árabes)


Cierto masajista del hammam tenía entre su clientela a los hijos de los notables de la ciudad.

Cierto día entro en él un mozalbete aún virgen de pelos, pero muy rollizo y abundante en redondeces por todas partes. Era muy hermoso de cara, el mozuelo era el hijo del gran visir. El masajista pensó: ¡vaya cuerpo, donde la grasa puso cojines de seda por todas partes! ¡Qué abundancia de formas y qué rollizo está!. Le ayudó a tumbarse en el tibio mármol de la sala caliente y comenzó a friccionarle con especial cuidado. Pero... cuando llegó la límite de los muslos, quedó estupefacto, sin poder sorprenderse más, al ver que el zib (pene) del muchacho estaba tan metido en carnes que no alcanzaba ni el tamaño de una avellana y empezó a lamentarse sin poderlo evitar.

El muchacho le preguntó: ¿Qué te sucede masajista? ¿ Por qué te lamentas?

El masajista respondió: 

- ¡Oh mi señor, por ti son mis lamentos y mi dolor! Eres joven, rollizo y hermoso, tienes cuantas perfecciones de rostro y de cuerpo puedan desearse, así como todos los beneficios que el Retribuidor dispensa a sus elegidos ¡ Pero... te falta precisamente el instrumento de las delicias, sin el que no se es hombre, ni se posee la virilidad, que da vida y que recibe! ¿Es qué la vida iba a ser vida sin el zib y sus consecuencias?

El hijo del visir bajó la cabeza al tiempo que decía: ¡Tienes razón masajista! ¡ Precisamente me has hecho pensar en lo que constituye mi tormento! Si tan pequeña es la herencia de mi padre, yo solo tengo la culpa, por no haberme ocupado de hacerla prosperar ¡Hasta ahora me he mantenido lejos de las mujeres, y aún no tuve deseos de despertar al niño de su cuna! ¡Pero creo que ya es hora de que despierten los dormidos y de que el pastor se apoye en el báculo!

El masajista replicó:
¿Cómo va a apoyarse el pastor en su báculo, cuando éste no es mayor que el  dedo meñique?

El mozalbete respondió:
Para eso cuento con tu ayuda. Ve donde está mi ropa y toma la bolsa que hay en el cinturón. Con el oro que tiene, busca una joven capaz de iniciar el desarrollo que esperamos. ¡Y con ella voy a hacer mi primer ensayo!

El masajista, fue en busca de la bolsa y salió del hammam para conseguir la joven.

Amig@s, en la próxima  entrada se conocerá el pícaro desenlace.

domingo, 20 de febrero de 2011

Los fenicios y algo más


¡Hola amig@s!

Antes de comenzar voy a hacer un inciso para contaros una reflexión que he madurado y creo es algo real. Se trata de los hombres maltratadores (también, por supuesto, existen las mujeres maltratadoras, pero... es una minoría en comparación; no obstante os hablaré de ellas en otra ocasión.)

Los hombres que cometen esos actos delictivos, llamados “ violencia de género” son personas con una débil y negativa personalidad; maltratan no porque no quieran a las mujeres o las quieran demasiado, no es eso. Cuando hay una separación, esas personas sufren un estado alterado de la percepción y la valoración personal. No es lo que siempre se ha creído, ¡mía o de nadie! 


Amig@s, ¡no! No es eso, la verdad está, en que les resulta insoportable la idea de la comparación sexual que pueda hacer su expareja. Es algo muy primitivo, pero... esos son los sentimientos que forman en su mente, estos individuos dementes. Y no voy a hablar más sobre ellos pues todos sabemos cómo empieza el maltrato y cómo puede terminar en una o más "cajas de madera”.

También quiero que penséis una cosa: cuando decidáis comenzar una relación de pareja, si sois sensibles, cariñosas, afectivas, vuestra pareja debe serlo también; si no es así, sufriréis mucho. Si creéis que con el tiempo, vosotras seréis capaces de cambiar a vuestra pareja, nada más lejos de la realidad. Las personas no cambian, y si lo hacen es para reafirmarse más en su forma de ser. Por lo tanto cuidado, mucho cuidado si queréis vivir felices y no una vida sin alicientes y sin amor, con personas que no os comprenden y pueden sumergiros en la melancolía o en una depresión.


Amig@s, pero... si surge el amor, si penetra en vuestro corazón, dadle la bienvenida, que vuestras estaciones sean todas primaveras, vuestras risas sean todas las risas, y vuestras lágrimas todas las lágrimas.

No digas, voy a querer poquito, de esa forma no sufriré; así no vivirás en plenitud, no sabrás lo que el amor conlleva: el corazón jubiloso, como si fuese a estallar, la mirada se vuelve serena, y de tu interior emana un atractivo especial que hace bellos a los amantes, pero... si dejamos de alimentar ese sentimiento, que es cosa de dos, se angosta y termina por desaparecer.

Me diréis ¿y cómo se alimenta? Con cariño, caricias, palabras cómplices, silencios compartidos, miradas amorosas, paciencia y comprensión dejando espacio para los dos. Sin reproches ni amarguras.

Y diréis ¿y si ese amor termina? ¡Ay amig@s!, viviréis una etapa de dolor intensísimo, con un desgarro interior que parece físico. Poco a poco volveréis a ser de nuevo vosotros mismos. Más callados, más tristes, pero más formados, enriquecidos por la experiencia. En la vida, por desgracia, todo tiene un principio y un final. Pero os aseguro que quien ha gozado de ese sentimiento, la vida le parece diferente, más llevadera, más ligera y feliz.



Continuamos con los fenicios.

Con la llegada de los colonizadores fenicios a las costas meridionales de la Península, consideramos concluida la Prehistoria y comienza un largo proceso de transición, que lleva a las sociedades peninsulares a la Historia propiamente dicha.

Recordemos que por el Norte, continúan llegando elementos continentales que proceden del otro lado de los Pirineos, que podemos caracterizar como indoeuropeos y sólo nos aportan elementos materiales y más complejidad social, sin rastros de documentación escrita; por lo tanto permanecen en la Prehistoria.

Resulta paradójico que un pueblo al que se debe la extensión del uso de la escritura alfabética, en toda el área mediterránea, no cuente con ningún testimonio de su producción literaria. Incluso son escasos los restos materiales y de ciudades. Su conocimiento nos ha llegado a través de sus competidores o vecinos con lo que conlleva de negatividad deformada e interesada.


La historia de los fenicios comienza hacia el II milenio. Unos pueblos llamados “Pueblos del Mar”, que hasta el momento no se sabe de dónde procedían, causan enorme conmoción en la zona, desaparecen las grandes estructuras políticas de la época.

Los fenicios se extendían por las ciudades costeras levantinas y pertenecían al ámbito cultural cananeo. No tenían concepto de país, las ciudades eran gobernadas por unas monarquías hereditarias que a la vez ejercían el sacerdocio supremo; estaban rodeados de una élite de comerciantes muy activos. Empezaron a expandirse por el Mediterráneo central y occidental, fundando establecimientos, factorías y nuevas ciudades; en Chipre, norte de África (Cartago) y Gadir (Cádiz) en el sur de España.


Pronto el resurgir de los imperialismos en el Próximo Oriente, y en especial el de los asirios, puso freno a la independencia de las ciudades fenicias, que lograron mantener a costa de tributos cada vez más onerosos, los cuales colapsaron en parte las redes comerciales en el Mediterráneo occidental. Ya bajo el imperio persa, se activó en parte el comercio; con Alejandro Magno se integraron en el mundo helenístico, su absorción fue producida por Roma.

El comercio se basaba en productos de lujo, que eran fáciles de transportar y reportaban una mayor ganancia y la industria textil y tintorera que era su más preciada mercancía. A esto hay que añadir cerámica, hierro, vidrio, marfil etc. A cambio ellos recibían oro, plata, estaño que abundaban en ciertas zonas de la península Ibérica.

El primer establecimiento en la península dataría del siglo IX a.e. fue Cádiz, y por la costa, Málaga, Granada, Almería hasta el litoral levantino y en sentido opuesto, por el Atlántico hasta la desembocadura del río Mondego.

Terminaremos en la próxima entrada con los fenicios pues... nos tienen reservadas varias sorpresas.



Los tres deseos, continuación y final.

Al oír las palabras de su mujer, el santo hombre elevó los ojos al cielo y exclamó:

¡Oh Alá, te suplico que me libres de esta embarazosa mercancía y me evites la molestia que me proporciona!

Al instante quedó liso el vientre de aquel hombre, sin señal del zib (pene) ni de los testículos, como si fuese una jovencita impúber.

Pero... no le agradó aquella total desaparición, ni tampoco a su esposa, que comenzó a injuriarle y a hacerle reproches de que se hubiera privado para siempre de lo que le correspondía.

El santo varón le dijo a su esposa: Tuya es la culpa de todo esto, consecuencia de tus insensatos consejos. ¡Oh mujer sin juicio, yo tenía derecho a formular tres deseos a Alá y poder elegir a mi placer lo que mejor me pareciese entre los bienes de este y del otro mundo! Y en cambio ya he perdido dos deseos para que estemos igual que antes. Mi tercer deseo será pedirle al Omnipotente que me devuelva lo que tenía.

Y Alá atendió su ruego, quedando él con lo que antes poseía.

Esta historia tiene una moraleja: conviene quedarse con lo que ya se tiene y no ambicionar demasiado.

Hasta pronto amig@s.


viernes, 4 de febrero de 2011

Continuamos con las invasiones.


Antes de empezar he de deciros, que la poesía es jocosa, es tontona, pero me sucedió hace un par de días y me produjo risa y de esa forma me puse a cantar recordándolo y así está escrita. Si la leéis con un poquito de ritmo, sigue tontona pero es más divertido.

Voy a comenzar diciéndoos una burrada: nosotros amig@s, no tenemos pureza de sangre, poseemos una mezcla tremenda (somos hijos de muchas leches). Ya lo he soltado y me he quedado tan fresca, y os lo voy a demostrar. Además, eso es maravilloso, la gente con mezcla suele ser más guapa, mas sana y más tolerante.

En el Calcolítico y la Edad del bronce, se han asentado algunos grupos que utilizan comportamientos territoriales, que actúan sobre territorios más restringidos y de una manera continuada. Se da paso a la proliferación de aldeas.

En este espacio cronológico que es muy amplio, abarca más de dos milenios. Surgen en la Europa atlántica y nórdica, también en la península Ibérica, incluida Portugal, unas construcciones monumentales, a las que se alude con el termino de Megalitismo.

Son monumentos diferentes y seguramente tuvieron también distintas funciones y simbolismos.

La mayoría de ellos tienen una finalidad funeraria, independientemente de otros significados.

En el megalitismo encontramos: henges o círculos, alineamientos, menhires, etc.


Algunas construcciones han llegado hasta nuestros días al descubierto, pero... un buen número de ellas -si no todas- estuvieron cubiertas por túmulos, de tierra o piedras, que escondían dicha arquitectura  a excepción de la entrada.

Estas tumbas se utilizaron para enterramientos múltiples, “colectivos” en el sentido de “sucesivos”.

Pero... a pesar del carácter colectivo de los enterramientos, hay la sospecha cada vez más documentada de que el derecho a ser enterrado en dichas construcciones no era accesible a todos los miembros del grupo, lo que sería un indicio de la existencia de un principio de diferenciación social.

Los encontramos en casi todo el territorio peninsular, quedando excluida la Meseta oriental.

Ya teníamos enterramientos con ajuares, cerámica y también un “arte” megalítico que comprende motivos grabados y pintados, en las cámaras funerarias. También aparecen placas de pizarra, cerámicas simbólicas, ídolos de marfil y hueso, con temas geométricos, antropomorfos y zoomorfos.

A comienzos del siglo anterior, a los seres relacionados con estas construcciones se les consideraba “raza” diferente, hombres grandísimos, gigantes como sus edificaciones.

Pero... los arqueólogos, al ver los restos óseos, suprimieron esa idea, eran normales. Lo anormal, las piedras que utilizaban, su tamaño y peso que requeriría la fuerza bruta de todos los habitantes de esa zona.
Y ya dejamos a estos señores con sus trabajos forzados y descomunales y vamos a ver quienes fueron los grupos que nos invadieron y nos dieron con su mezcla las características especiales que tenemos.

Incluidos en el Bronce Final, llegan a través de los Pirineos, los llamados indoeuropeos, conocidos más bien por sus formas de enterramientos; fue una cultura que los historiadores han denominado Campos de Urnas. En estas urnas, después de incinerar los cadáveres, los restos muy pequeños que quedaban más ciertos adornos que componían el ajuar funerario, eran introducidos en dichas urnas. Lo importante era, nuevas formas de convivencia, el principio de jerarquía y... poblados más extensos.

Por el Sur y ya en los inicios de la Edad del Hierro, se produce la colonización de los Fenicios.

Y de ellos hablaremos el próximo día.



Ahora que el mundo árabe está tratando de sacudirse el yugo de unos gobernantes, que apoyados por los grandes Estados, tratan a los pueblos, como vampiros o sanguijuelas, apoderándose de sus vidas, sus esperanzas, ilusiones, salud y libertad. 

No estaría mal, revisar un poco su acervo cultural. Ya sabéis que su libro más importante es el Corán, relativo a su religión; pero... tienen un rico pasado formado por maravillosas leyendas de las cuales os relataré algunas.


Los tres deseos.

Cierto hombre, muy bien intencionado, se pasó la vida en espera de la noche milagrosa, que a los creyentes, les promete el Libro, esa noche llamada de las Posibilidades de la Omnipotencia, en que el hombre piadoso, ve realizarse sus menores deseos. Cierta noche a últimos del mes de Ramadán, aquel hombre después de haber ayunado estrictamente, todo el día, se sintió alcanzado por las divinas gracias y llamó a su mujer para decirle:

- ¡Escúchame mujer!, esta noche me siento en estado de pureza ante el Todopoderoso. Como sin duda el Retribuidor atenderá todos mis ruegos, te he llamado para consultarte acerca de las peticiones que debo hacer, pues... considero bueno tu consejo y con frecuencia tus opiniones me resultaron útiles. Por tanto, ¡inspírame acerca de los deseos que debo formular!

La esposa respondió: -¿A cuantos deseos tienes derecho?

Él dijo: - A tres.

Ella respondió: - Puedes entonces exponerle a Alá el primero de los tres. Sabes muy bien que la perfección del hombre y sus delicias, residen en su virilidad y que el hombre no puede ser perfecto cuando es casto, eunuco o impotente. En consecuencia cuanto mayor sea el zib (pene) del hombre, mayor será su virilidad y tendrá más posibilidades de seguir la vía de la perfección. Postérnate por tanto, humildemente ante el rostro del Altísimo y di: ¡Oh Bienhechor, oh Generoso, haz que mi zib crezca hasta la magnificencia!

En cuanto hubo formulado este deseo, se sintió atendido en aquél momento y a aquella hora. Al punto, vio aquel santo hombre que el zib se le hinchaba y se ponía magnífico, hasta el punto de que se le habría tomado por un calabacín, entre dos calabazas gordas. Y tan considerable era el peso de todo aquello, que obligaba a su propietario, a sentarse cuando se levantaba y a levantarse cuando se acostaba.

Pero su esposa se aterró al ver aquello, por lo que emprendía la fuga, cada vez que el santo hombre la llamaba para hacer la prueba. Y le decía:

- ¿Cómo voy a prestarme a probar esa herramienta, cuyo solo impulso es capaz es capaz de perforar las rocas de una parte a otra?

Hasta que el pobre hombre exclamó: - ¡Oh execrable mujer!, ¿Qué voy a hacer ahora con esto? ¡Tuya es la culpa maldita!

Ella le respondió: - ¡El nombre de Alá sobre mí y alrededor de mí! ¡Rézale al Profeta, oh anciano de ojos vacíos! ¡Por Alá que yo no tengo necesidad de todo esto, ni tampoco te dije que pidieras tanto! ¡De modo que ruégale al Cielo que lo disminuya un poco! ¡Ése ha de ser tu segundo deseo!

Amig@s, terminaré la narración en la próxima entrada.